Estos pueblos del secano costero, insertos en la ruta al mar de la Provincia de Colchagua, no pueden ser más característicos de nuestra cultura criolla.
Ambas toponimias presentes son de idioma mapudungun: Pu Manque (Todos los Cóndores) y Lolol (Cangrejos de Hoyos), nombres que representan comunas en que convive el mestizaje propio de nuestras costumbres campesinas.
Y es que en ellas asoman artesanías, camperos, y muchos conocimientos sobre el mote de trigo y de maíz, además de la sobrevivencia en base a la venta de tortillas, panes, churrascas. Ejemplo de esto es nuestra entrevistada Alicia González, quien diariamente se levanta a preparar las brasas y amasar sus apetecidas churrascas para venderlas a vecinos del pueblo de Lolol. Del mismo modo, la señora María Cecilia Galaz de Pumanque nos testimonia que el trigo era en invierno y casi todo el año; el maíz era en verano.
En estos campos empiezan a aparecer los negocios de animales también: la práctica de matar chancho para la venta, asociado la preparación de arrollados y prietas que, como lo ilustra doña María Mercedes Bravo de Lolol, era una actividad propia para el consumo familiar pero también muy lucrativa, ya sea en la venta o inclusive a través de la rifa, siendo el costillar del animal la parte más preciada.
Las cazuelas de aves igualmente se vislumbran más: gran cantidad de aves había que criar, ya que para muchas mesas de antaño, con familias numerosas, un sólo pollo no alcanzaba y había que sacrificar dos. En la zona de Pumanque, el relato del matrimonio compuesto por doña Victoria Guajardo y don Gabriel Galaz suma los corderos y las cabras, indicando que en la zona hasta charqui de cabra se preparaba; tal como ya lo había mencionado la señora María Mercedes.
El choclo o el maíz aparece igualmente con mayor presencia en los relatos. Volvemos a encontrar las preparaciones de porotos con moteméi (mote de maíz) así como la chuchoca, una vertiente muy chilena de lo que en otros países se conoce por polenta. La diferencia entre ambas es el grosor de sus molidos: la chuchoca suele ser más gruesa que la polenta, y el plato principal con este ingrediente son las famosas papas con chuchoca, sin olvidar que es muy valorada también para espesar las cazuelas.
Otro elemento de la zona que aparece en voz de nuestros entrevistados de Pumanque y Lolol es la quínoa, especie comestible Chenopodium quinoa que tiene una datación mayor a los 10 mil años en la región y es un alimento precolombino que en nuestros platos criollos aparece en una única preparación de guiso acompañada por lo general de legumbres. Dentro de este grupo, un producto introducido y muy característico de las chacras de Lolol es el garbanzo, recurrentemente manifestado por nuestras fuentes.
Los datos entregados por el Servicio Nacional de Turismo sobre estas comunas destacan la comida chilena, el Museo de Artesanías de Lolol, las cabalgatas en Pumanque y un producto que ha ganado mucho terreno en la zona, sobre todo de Lolol, el aceite de oliva.
Sin embargo, es notorio resaltar que en ninguno de los relatos de nuestros entrevistados aparece este elemento culinario, y que si bien destaca su producción en Chile y su consumo es típico del continente europeo (al cual le debemos parte de nuestro mestizaje), el aceite de oliva no resulta algo característico de nuestra comida típica ni se incorpora en el sentimiento popular. Sigue siendo algo más típico de nuestra identidad culinaria una tortilla o pan amasado con chicharrones que con aceite de oliva, como lo hacen los españoles o los italianos.
Texto de Macarena de Lapeyra, antropóloga UACH y Magíster Instituto de Estudios Avanzados USACH. Coordinación de Patrimonio y Medio Ambiente de San Vicente.
Fotos de Saberes y Sabores Colchagüinos.